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Los Pijaos, una aguerrida tribu que ocupaban la Cordillera Central entre los nevados del Huila y del Tolima y partes de los valles del Cauca y Magdalena. No poseían poblaciones; sus bohíos eran apartados unos de otros de vez en cuando atacaban las ciudades cercanas encendiendo fogatas en señal acordada para convocar los guerreros. A fines del siglo XVI, prepararon una sublevación general dando asaltos por las noches lanzando flechas encendidas a las poblaciones. Emboscaban a los españoles guarneciéndose después en las breñas impenetrables; nunca se dejaban ver durante el día. Comenzó entonces el imperio del terror para las ciudades aledañas como Cartago, Buga, Ibagué, Neiva y la Plata, puesto que estos indios antropófagos marcaban los caminos con huesos de los prisioneros que devoraban. Las fuerzas de los más expertos conquistadores fueron desbaratadas por estos salvajes. Fue así como en 1601 nuestra ciudad pudo vivir una salvaje irrupción, pero siendo previamente advertidos los Cartagüeños lograron prepararse y así defendersen, no contentos con esto los Pijaos intentaron atacar la ciudad de Anserma sin ningún éxito. También, El 2 de Enero de 1603, el Cabildo de Cartago hizo ver a la Real Audiencia el estado de gran temor, alarma e inseguridad que estaban viviendo suplicando protección. Don Vasco de Mendoza y Silva, Gobernador de Popayán, decidió enviar a su hijo don Pedro de Mendoza a instituir una compañía de treinta hombres dando cumplimiento al pedido de los Cartagüeños; de camino a la ciudad de Cartago, esta tropa fue asaltada por los Pijaos dándoles muerte, despedazando los cadáveres y en forma de trofeo colocaban las cabezas en las puntas de tres palos muy altos con los rostros vueltos hacia el camino. (25 de Julio de 1603). Al cabo de un corto tiempo le fue confiado al Capitán Diego Bocanegra, el mando de las personas reclutadas en las ciudades de Popayán, Cali Cartago y Buga (95 españoles, 200 indios y 200 caballos). Esta situación se prolongó hasta el Gobierno del Presidente don Juan de Borja (1605 a 1628). El renombrado Cacique CALARCÁ, jefe de los más altos riscos de la cordillera central decidió presentar batalla campal a los españoles muriendo atravesado por la lanza legendaria de don Baltazar quedando así la nación de los Pijaos desconcertada y dispersa, lo que provocó su desaparición. Don Juan de Borja, Gobernador de Popayán, hijo de don Juan de Borja aquel famoso militar vencedor de los Pijaos el 13 de Julio de 1639 hizo entrega a la ciudad de Cartago del registro y entrega de armas, la cual se consignó en el Archivo del Concejo. La Audiencia concedió permiso para la traslación de la ciudad el 18 de Noviembre de 1681 con la condición de que este se efectuaría mientras que los indios repitieran sus ataques, ya que los Cartagüeños alegaban el seguir siendo acosados por los Pijaos; aunque una parte de los ciudadanos eran adversos a esta traslación. En concepto de don Heliodoro Peña Piñeiro las invasiones de los Pijaos como informaron los Cartagüeños fue tan solo un pretexto para conseguir la traslación, pues esta tribu estaba totalmente vencida y alejada de la ciudad de Cartago. Los Cartagüeños había establecido un gran interés en las sabanas (Cartago actual), donde muchos de ellos tenían sus labranzas y en donde también había sido edificada una capilla. Los habitantes de Cartago en vista de que se retardaba la orden de traslación decidieron simular una ataque de los Pijaos, algunos desnudos y con el cuerpo pintado asaltaron la ciudad para conseguir así presionar a la Real Audiencia. La traslación definitiva de la ciudad al sitio que actualmente ocupa se concedió el 21 de Abril de 1691. |
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